Lo primero que debemos tener en cuenta a la hora de elegir una estufa o una chimenea de leña es la ubicación en la que se quiere colocar. Dependiendo de la estancia en la que se ubique, cambiará la potencia que necesitaremos para calentar la misma.
La potencia mide la capacidad de calentamiento y está directamente relacionada al volumen o el espacio que se quiere calentar; es función directa del aislamiento en las edificaciones, determinando la pérdida del calor efectivo y el consumo real del combustible.
A continuación te enseñamos como podemos calcular la potencia de calefacción que necesitamos por metro cuadrado:
Para calcular la potencia de calefacción que necesitaremos por metros cuadrados (en W), plantearemos la siguiente fórmula de cálculo que será válida para estancias con una altura menor de 2,5 metros cuadrados:
Donde:
A es el espacio a calentar, es decir, los metros cuadrados que tiene la habitación donde queremos poner la estufa.
B es la orientación, ya que, según la orientación de la vivienda, esta recibe más o menos luz solar. Por ejemplo, si una vivienda está orientada al sur, siempre es más soleada. Explicado esto, hay que elegir uno de los siguientes valores teniendo en cuenta la orientación de nuestra casa:
C es el aislamiento. Es de lógica que cuanto menor sea el aislamiento de la vivienda mayor será el consumo de calefacción. Elige una de estas tres opciones:
D es la zona climática donde vivimos.
Explicado esto, pongamos un ejemplo para verlo más fácil:
Queremos calcular la potencia que necesitaremos en una habitación de 30 metros cuadrados situada en el sur de Madrid con aislamiento sencillo y con orientación sur:
P(W) = 30 m² x 0,92 x 1 x 1,12 x 116 W/m² = 3585,8 W.
Si la altura es de más de 2,5 metros, habría que calcular el volumen de la habitación. Aquí entran en juego los metros cúbicos y varían un poco los parámetros de la fórmula:
Veamos un ejemplo para aclarar esto:
Supongamos que tenemos una vivienda que mide 120 m² y tiene de altura 2,7 metros. Además, la vivienda está situada en una zona fría y tiene buen aislamiento térmico.
Empezamos calculando el volumen: V = 120 m² x 2,7 m = 324 m³
Entonces la potencia sería: P = 324 m³ x 0,05 kW/m³ = 16,2 kW = 16200 W.
El aire es un aspecto fundamental para todas las chimeneas y estufas, y que la combustión se realice de forma correcta. Tener una buena ventilación ayudará a mantener un buen aporte de oxígeno al proceso, y disminuirán la cantidad de humos generados. Para poner una cifra aproximada, por cada kg de madera se requieren 8 m³ de oxígeno, que la propia combustión demandará en primer lugar de la estancia donde esté instalada si no hay aporte externo.
Esto suele ser una causa recurrente de salida de humos en muchas instalaciones. Al principio hay suficiente aporte de oxígeno y la chimenea tira bien, hasta que el nivel de oxígeno vaya siendo pobre y afecte directamente a la combustión. Si con las puertas cerradas se detecta que el nivel de combustión baja, deberá abrir alguna puerta para que se inyecte aire, y mejorará el proceso de combustión, avivando las llamas, mejorando la combustión y eliminando la generación de humo en la estancia.
Lo mejor, para evitar condensaciones en el interior de los tubos es que tengan doble pared, con aislamiento térmico. Esto evita con el tiempo muchísimos problemas, ya que el aumento de humedad puede provocar la creación de creosota, que esta se adhiera a las paredes y se reduzca poco a poco la sección de salida de humos, impidiendo la correcta salida, y por tanto, generando humos al interior de la estancia. El sombrerete final también es muy importante, debe impedir la entrada de aire, agua, animales que obstruyan la salida de humos, y que ocasionen como consecuencia, una disminución de la sección de salida de los humos.
La altura de la salida de humos con respecto a las zonas exteriores es también importante porque podrían crear condiciones de presión desfavorables que impidan también la correcta salida de éstos.
Elegir estufa de leña adecuada para nuestras necesidades implica decisiones que tienen que ver con el tamaño, autonomía, potencia y rendimiento del equipo. Para ello debes tener en cuenta: